¿Tu clienta tiene manchas en la piel?

 

Las manchas en la piel son el tercer vértice del triángulo del envejecimiento, siguiendo muy de cerca a arrugas y flacidez. Signo evidente de la edad, detrás de ellas se esconde su detonante número uno: el sol.

La piel tiene un límite y las radiaciones solares, los cambios bruscos de temperatura, la contaminación suponen enemigos cotidianos que alteran la psicología cutánea. La piel siente y registra cada uno de los daños en su código biológico, sin perdonarnos ningún descuido.

Con el paso del tiempo, como respuesta a estas reiteradas agresiones, su capacidad de defensa disminuye, su grado de sensibilidad aumenta y reacciona de manera desproporcionada ante las condiciones ambientales.

Como consecuencia, ésta se ve incapaz de ejercer correctamente su función de barrera protectora. El resultado es una tez apagada, sin vitalidad, ni luminosidad y, lo que es más alarmante, con mayor predisposición a presentar manchas, sobre todo en aquellas áreas más foto expuestas: manos, rostro, cuello y escote.

¿Cómo se pigmenta la piel?

El color de la piel viene determinado por un complejo proceso en el que intervienen diferentes actores.

  • Melanogénesis: es la respuesta natural de la piel para protegerse frente a la acción nociva de las radiaciones solares. Consiste en la fabricación de melanina en el interior de las células.
  • Pigmentación: es la protección natural de la piel frente a las radiaciones solares.
  • Queratización: es la proliferación y diferenciación de los queratinocitos en corneocitos. La melanina queda dentro de los corneocitos y se elimina por el proceso natural de la descamación del estrato córneo.

Tipos de manchas en la piel

Saber diagnosticar el tipo de mancha a tratar y elegir el tratamiento más adecuado es la clave para conseguir un resultado óptimo.

  • Melasma: son manchas que se aclaran en invierno y se oscurecen en verano. Generalmente, se sitúan sobre los pómulos, frente y labio superior.
  • Pigmentaciones seniles: su formación se debe al proceso de envejecimiento cutáneo. Suelen aparecer entre los 40-50 años. Lo mejor para evitar este tipo de pigmentación es llevar a cabo un programa estético preventivo, acompañado de una buena protección.
  • Efélides: son hipercromías de origen congénito que se agravan en épocas estivales con la exposición solar. Se trata de una alteración típica de los fototipos I y II (pieles claras). Aunque lo más habitual es que aparezcan en el rostro, también puede darse en manos y otras zonas del cuerpo. La protección solar es imprescindible.
  • Hiperpigmentaciones por fotosensibilización: son aquellas manchas provocadas por contacto previo con una sustancia fotosensibilizante y posterior exposición a la radiación UV. Pueden deberse a la ingesta de medicamentos, ciertos alimentos, contacto con sustancias químicas o cosméticos. Una vez instaurada la mancha, si esta es reciente, el tratamiento será altamente efectivo, pero si ya lleva tiempo, será preciso utilizar una técnica un poco más agresiva.

El mejor tratamiento contra las manchas es evitar la exposición al sol. Pero cuando ya es tarde para ello, la solución está en los programas especializados. No existe un tratamiento único, dependerá del tipo de mancha. Es importante que el tratamiento elegido consiga inhibir el proceso enzimático de la melanogénesis.

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