Los grandes mitos de la alimentación
Cada año cuando se acerca el verano comienzan los reclamos publicitarios relacionados con la pérdida de peso publicitando las dietas milagro o productos que sustituyen alimentos de verdad. Y aunque en el corto plazo seguro que bajas de peso… nos hemos preguntado ¿es esto saludable? Y más allá ¿qué mitos de la alimentación se han colado en tu dieta?
Dejemos de hablar de dietas, hablemos de nutrirnos
Lo primero de todo es cambiar la mentalidad y seleccionar los alimentos adecuados para estar nutridos y sanos. Poner el foco únicamente en la parte estética nos lleva a pensar en el corto plazo. Queremos vernos bien ya pero nuestro cuerpo necesita tiempo para mostrar los resultados. Y ahí aparece la frustración y tiramos la toalla. Así que te proponemos que, además de para un resultado estético, ¡te alimentes para sentirte bien!
Vamos a desmontar algunos de los mitos más frecuentes en la alimentación y las dietas.
Mito 1: los productos light son más sanos
Caemos en el error de ir contando calorías y esto nos empuja a buscar productos denominados ‘light’. Y, por medio de la publicidad, nos han convencido de que son más saludables.
Es un error común.
Para que un alimento sea light, en relación con uno o más nutrientes, es necesario que se reduzca su contenido de esos nutrientes en un 30% mínimo. Es decir, que light no es sinónimo de bajo en calorías sino de menos calorías.
Por ejemplo, si un producto inicial es muy calórico, encontraremos un producto denominado como “light” que simplemente sea un poco menos calórico pero que siga suponiendo un aporte alto de calorías.
También puede pasar que se identifique como “light” porque se ha reducido su contenido en azúcar, pero eso no implica que haya una reducción significativa de calorías o que se hayan reducido otros nutrientes, como las grasas. Y ¡ojo! porque aunque nos indiquen que contiene 0,0% de azúcares añadidos no es ninguna garantía de que sea poco calórico y, muchos menos, saludable.
En su contenido tendrá azúcares naturalmente presentes en el alimento (en el caso de los yogures contienen lactosa que es el azúcar de la leche), contendrá grasas y quizás edulcorantes para contrarrestar la falta de azúcares añadidos. En resumen, en el momento de escoger los alimentos que vamos a consumir, no debemos escoger productos diseñados para que encajen dentro de dietas restrictivas sino elegir alimentos que en su origen sean saludables y poco procesados.
Mito 2: las dieta milagro
Seguro que conoces a alguien o tú misma has seguido alguna dieta de este estilo. Dietas que eliminan de golpe y porrazo un montón de alimentos y que no están pautadas por un profesional nutricionista actualizado. La dieta de la alcachofa o sus sucedáneos han hecho mucho daño a lo que viene siendo una dieta ideal basada en tus objetivos nutricionales.
Este tipo de dietas son muy restrictivas en calorías y, en muchas ocasiones, se basan en la ingesta de un solo alimento cambiando tus hábitos alimenticios drásticamente y provocando un efecto negativo inmediato sobre tu salud. Te explico por qué.
La ingesta deficitaria de nutrientes, como vitaminas y minerales, puede derivar en problemas metabólicos, debilidad, caída del cabello, etc. Psicológicamente genera ansiedad, especialmente ante la prohibición de comer varios alimentos, aunque sean saludables.
Y el más conocido, el efecto rebote. De forma natural nuestro cuerpo mantiene su homeostasis y, después de unos días de menos aporte calórico, intentará recuperar ese déficit ingiriendo más calorías en los días posteriores.
Estas dietas lejos de enseñar cómo nutrirnos y establecer hábitos saludables, lo dificultan. Y es que los cambios drásticos en nuestras rutinas son difíciles de mantener a largo plazo ya que pasados unos días volveremos a comer como antes.
Por ello, la mejor opción es ir mejorando de forma paulatina los hábitos que ya tenemos y huir de este tipo de dietas poco realistas. Sabemos que es un reclamo mucho más llamativo decir que perderás unos kilos en pocos días pero la realidad es que necesitamos invertir tiempo para cambiar hábitos que tenemos instaurados desde hace años y, en muchos casos, desde la infancia.
Por lo que, sí, va a costar más que unos días pero, sin duda, estarás sana y mejorarás tu relación con la comida y tu autocuidado. Recuerda que comer es un placer.
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