Radiofrecuencia para el tejido graso

 

La radiofrecuencia es una tecnología que propaga ondas electromagnéticas que, para un trabajo estético, situamos entre las ondas corta y media de alta frecuencia. El medio en el que actúa la radiofrecuencia es el agua, de esta forma, las moléculas de agua del cuerpo absorben la energía emitida por el equipo. Esta energía absorbida genera un movimiento en estas moléculas de agua del tejido y, por fricción, se produce calor en profundidad. De esta forma, podemos trabajar el tejido graso con la radiofrecuencia. 

Encontramos dos tipos de radiofrecuencia y cada una trabaja en un tipo de tejido. Los dos tipos de radiofrecuencia son: capacitiva y resistiva. La primera, trabaja los tejidos ricos en agua que encontramos en la dermis y epidermis. Por lo tanto la elegiremos para tratar problemas de envejecimiento cutáneo como las arrugas y la flacidez. En cuanto a la segunda, la resistiva, podremos trabajar tejidos pobres en agua como son la hipodermis y aquellos tejidos que se resisten al paso de la energía de la radiofrecuencia. 

En este post vamos a centrarnos en los efectos de la radiofrecuencia resistiva según el umbral de temperatura que trabajemos. 

Según la temperatura que alcanzan nuestros tejidos al estar sometidos a la sondas de radiofrecuencia, encontramos 3 fases o modos de trabajo: atermia, termia e hipertermia

Atermia: sin temperatura, radiofrecuencia para drenar

Cuando trabajamos en atermia utilizamos la radiofrecuencia para realizar una bioestimulación de proliferación, reparación y activación del tejido. Esto produce una aceleración del metabolismo celular que nos ayudará a realizar un drenaje y una preparación del tejido para continuar el tratamiento. 

En esta primera fase de preparación del tejido trabajaremos en una temperatura de unos 35ºC. De esta manera, provocaremos la eliminación de sustancias de deshecho y una activación sanguínea del tejido oxigenándolo y nutriéndolo.  

 

Termia: temperatura media, radiofrecuencia para la circulación

El trabajo en termia actúa en el tejido produciendo una vascularización. Esta acción produce la formación de nuevos vasos sanguíneos y linfáticos, así como, una oxigenación y nutrición del tejido. De esta forma se favorece la activación de los fibroblastos aumentando la producción y síntesis de colágeno y elastina. También actúa sobre la proliferación de enzimas, como la miosina y la actina, mejorando las propiedades de las fibras musculares. 

En esta segunda fase trabajaremos a una temperatura de entre 37 y 38ºC.

Hipertermia: temperatura alta, la radiofrecuencia para tejido graso

En el caso de trabajar en hipertermia activamos el metabolismo celular y la regeneración tisular. Se produce un aumento de las lipasas que son las enzimas encargadas de procesar las sustancias grasas del organismo. Además, también provocamos una apoptosis celular de los adipocitos reduciendo el tejido adiposo. 

En esta fase, trabajaremos con una temperatura de entre 40 y 42ºC

En cualquier caso, durante cada sesión personalizaremos el tratamiento según la sensibilidad al calor de nuestra clienta. La sensación debe ser siempre agradable y adaptada al momento en que se encuentra la clienta ya que puede variar. Por ello, anotar en su ficha de tratamiento las frecuencias trabajadas nos orientará y facilitará un servicio efectivo. 

Una vez hemos visto las diferentes temperaturas con las que podemos trabajar en radiofrecuencia para conseguir distintos objetivos, te dejo un post sobre nuestro equipo estrella Zionic ¡no te lo pierdas!

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