Uñas débiles ¿por qué?

 

Cada día nos encontramos con clientas con uñas débiles o, al menos, con esa sensación. Las uñas son la protección de la primera falange y el reflejo de nuestro interior, un chivato que nos avisa de problemas o déficit de nuestro cuerpo. Se componen de células queratinizadas conectadas entre sí por capas oleosas para mantenerlas selladas, flexibles y resistentes. Su conexión con tejido vivo (lecho ungueal), hace que refleje el estado del cuerpo. Su composición hace que la uña sea como una esponja, se hincha y deshincha con facilidad, absorbe y reacciona ante cualquier sustancia.

Qué siente la clienta si tiene las uñas débiles

Si se doblan con facilidad podría ser porque la uña está demasiado fina por la pérdida de capas de la uña o quizá por exceso de humedad en su interior. Si lo que sienten es que se astillan, se rompen cerca del lecho ungueal podría ser porque son demasiado rígidas y necesitan flexibilidad.

Piensa que si a una hoja de papel la golpeo en el filo, se doblará muy fácilmente pero no se romperá; si la doblo repetidas veces, llegará un momento en el que se fracture. Ahora pensad en una tabla de madera, si la golpeo fuertemente en el filo es muy probable que se astille; si cojo cada extremo y la fuerzo para doblarla, llegará un momento en el que se parta por la mitad. Esta semejanza ayuda a entender que la naturaleza de las uñas no es que sean débiles, es que cada tipo de uña tiene unas necesidades y/o carencias que nosotros podemos aportarles para mejorarlas. Además, hay que tener en cuenta los factores externos que influyen directamente en su estado.

Factores que debilitan las uñas

Problemas internos: 

Las uñas, como el resto del cuerpo, también envejecen. La matriz es la parte esencial ya que es la encargada del nacimiento de las uñas. Si nos fijamos en los bebés, todos tienen las uñas brillantes, lisas y fuertes. A medida que vamos creciendo, los cambios hormonales, el estrés, enfermedades, medicación y el cuidado que les damos a diario, dan como resultado un envejecimiento más temprano o tardío. La genética también es un factor importante porque no podemos ponerle solución, pero sí remedio y prevención.

Problemas externos: 

Nuestras manos son la parte de nuestro cuerpo más expuesta al exterior. Tenemos contacto directo con aire, agua, suciedad y productos químicos. La falta de protección conlleva a que las uñas también se debiliten. Los productos que aplicamos directamente a la uña y la piel también son químicos y se deberá tener en cuenta la composición. Los traumatismos, el hábito de morderse las uñas, las malas prácticas de manicura, el uso de calzado indebido, la climatología, etc. Hay infinidad de causas que aplicamos cotidianamente que producen esta debilidad.

¿Qué síntomas observamos?

Cambios de color, aparición de surcos, estrías, engrosamiento, afinamiento, manchas, deformidad, aspereza, rigidez y flexibilidad excesiva.

El diagnóstico: la clave para el asesoramiento

Parece difícil encontrar la causa pero con un buen diagnóstico y una entrevista con la clienta, se pueden averiguar los factores para poder corregir esa debilidad. Para realizar un buen diagnóstico, lo primero será analizar visualmente y al tacto el estado de la uña y, a continuación, hacerle una pequeña entrevista a nuestra clienta: a qué se dedica, qué hobbies tiene, qué rutinas lleva de cuidado de la piel y las uñas, si se ha hecho analítica recientemente, hace cuánto tiempo ha notado que sus uñas han cambiado, qué tipo de alimentación lleva, si bebe agua suficiente, si utiliza guantes, etc. 

Poco a poco, recomendando productos y servicios que se adapten a nuestra clienta, cambiando pequeñas rutinas cotidianas y teniendo en cuenta que las uñas de las manos se renuevan por completo en 6 meses aproximadamente, la debilidad irá desapareciendo.

Debemos recordar que nosotras no somos médicas, así que en caso de duda o detección de problema, recurre a un especialista que recomiende el tratamiento correcto y efectivo. Nuestro trabajo es muy importante para nuestras clientas, se ha demostrado que el cuidado de las uñas, las manos y los pies son necesarios para el bienestar físico y psicológico. Nuestros conocimientos en productos, técnicas y personalización de servicios ayudan a liberar estrés, generan confianza y consiguen que nuestras clientas sigan acudiendo a nosotras para mejorar.

Y si a tus clientas les salta el esmalte… ¡echa un vistazo a nuestro post ‘¡S.O.S a mi clienta le salta el esmalte!’ en el que te dejamos las claves para que no ocurra. 

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