Filtros solares ¿físicos o químicos?
Hoy en el blog conocemos las cualidades de los filtros que se incluyen en los fotoprotectores
Poco a poco, vamos siendo más conscientes de la importancia de utilizar fotoprotectores para proteger la piel de las agresiones que los rayos solares puedan producirle. Su uso ya está muy extendido en los meses de más calor y en los momentos que sabemos que estaremos expuestos al sol, pero aún falta acabar de concienciarnos del último paso: incluirla en nuestra rutina diaria después de la aplicación de nuestra crema cosmética habitual.
Cuando nos decidimos a comprar un fotoprotector nos fijamos en su SPF (Factor de Protección Solar por sus siglas en inglés), que suelen ser de 20 o 50. Este factor indica el número de veces que el protector aumenta la resistencia natural de la piel ante quemaduras solares. Otro aspecto importante para decidirnos sobre cuál es el más interesante para nosotras o nuestras clientas o clientas es conocer qué filtro solar elegir y sus componentes.
Qué son los filtros solares
Los filtros solares son las sustancias que se añaden a las cremas y que les dan la propiedad de protector solar. Generalmente los dividimos en dos tipos:
- filtros físicos
- filtros químicos
- También hablaremos de un tercero, los filtros biológicos
Filtros físicos
Son partículas de minerales, por lo tanto, son muy seguros ya que no se absorben, sino que se quedan en la superficie de la piel reflejando la luz ultravioleta, como si hicieran una microsombra sobre la piel. Por esta razón son los más indicados para utilizar en niños y en embarazadas. Son los que más protegen, pero, como desventaja, podríamos decir que al aplicarse dejan la piel un poco blanca, y por eso no tienen el éxito que se merecen. Los encontraremos sobre todo en la cosmética natural.
En cuanto a los principios activos que los componen podemos destacar :
- el óxido de zinc
- el óxido de hierro
- el caolín
- el talco
- el dióxido de titanio o la mica
Filtros químicos
La principal diferencia entre los filtros físicos y los químicos es que, en general, los químicos sí que son absorbidos por la piel. Si hemos visto que los físicos reflejan los rayos solares como un espejo transparente sobre la piel, los químicos deben su nombre a que generan reacciones químicas en la piel para protegerla del sol. Actúan dispersando y absorbiendo la radiación solar mediante reacciones químicas que producen calor. Son los más consumidos ya que su textura es más fluida y agradable. En la categoría de desventajas, entraría que tienen un número limitado de reacciones que pueden producir, por esto debemos ir aplicándolos con frecuencia, a parte, de que necesitan ser aplicados media hora antes de la exposición. Además, al tener la capacidad de penetrar en la piel, debemos estar atentas a que principio activo estamos utilizando ya que algunos son disruptores endocrinos o son bioacumulables.
Por lo tanto, no son tan recomendables para niños, embarazadas o pieles con alergias. Evitaremos especialmente los productos que contengan PABA, cinamatos o benzofenonas por haber evidencia científica que los clasifica como disruptores endocrinos y con capacidad de llegar al feto o a la leche materna.
Son seguros los que en su formulación contienen:
- octisalato (bajo el nombre ethylhexyl salicilate o 2-ethylhexyl 2-hydoxybenzoate)
- avobenzona (butyl methoxydibenzoylmethane) o mexoryl SX.
Filtros biológicos
No son filtros solares como tal, pero sí que protegen la piel al evitar la formación de radicales libres producidos por el sol. Dentro de esta categoría se encuentran los antioxidantes, como la vitamina C y la vitamina E. Son perfectos para actuar en sinergia con filtros solares físicos y químicos fortaleciendo los sistemas antioxidantes naturales y previniendo el daño oxidativo. Todas las pieles se verán beneficiadas con su aplicación, pero no debemos considerarlos fotoprotectores por sí solos.
Actualmente, podemos observar que en los mismos fotoprotectores incluyen varios tipos de filtros y antioxidantes, haciendo así un producto muy completo y un antiedad global.
Y el tuyo, ¿tienes algún favorito? ¡Cuéntanos!